Kayak de aventura en San Isidro

Más de ochenta embarcaciones se dieron cita el pasado sábado 25 de abril en San Isidro para participar de una nueva edición de las regatas de kayak aventura que organiza el equipo de Kayak de Perú Beach…
Por Martín Lehmann

Con una temperatura agradable de otoño, marea muy baja y viento leve del este, se corrió el pasado sábado 25 de abril otra nueva edición de las regatas de kayak aventura que organiza Perú Beach con el apoyo de la Municipalidad de San Isidro.

Más de ochenta botes simples y dobles nos dimos cita al mediodía en el parador situado en la intersección de la calle Perú y el Río de La Plata (Acassuso).

Junto a Claudia, Miriam, Fernando, Julio y Gustavo (mis 5 compañeros del Team KayaKeando) llegamos listos para enfrentar la competencia luego de varias semanas de entrenamiento.

Minutos antes de la una de la tarde, los organizadores impartieron a los competidores una charla previa en la que se explicó el recorrido de la carrera: Teníamos que internarnos algo más de 6 kilómetros en el río hasta llegar a una vieja estructura de hierro abandonada, un antiguo mareógrafo conocido popularmente como el marciano.

Para ubicarnos en la largada tuvimos que cargar los botes unos cuantos metros dentro del río dado que la bajante había dejado al descubierto una amplia playa de barro.

Ya embarcados y ubicados en la línea de partida, la ansiedad y los nervios crecían. Una vez que estuvo todo listo, nos dieron la orden de largada y una explosión de potencia recorrió a cada uno de los kayakistas que comenzamos a remar río adentro en medio de la turbulencia generada por tantos botes andando juntos a alta velocidad.

Con el pasar de los minutos, la flota ya se había desparramado a lo largo de unos cuantos kilómetros creando un espectáculo de colores sobre el agua. Desde los veleros la gente disfrutaba en primera fila del acontecimiento y sacaba fotos sin perder detalle de lo que ocurría.

Promediando la carrera, llegué al famoso marciano en el que estaba apostado un integrante de la organización fiscalizando la competencia. Estaba a punto de encontrarme con la etapa más dura: Al virar en el mareógrafo la corriente y la poca profundidad del agua hicieron que cada palada requiriera un esfuerzo mayor al que ya venía haciendo.

Acompañado por un bote doble en proa y otro simple en mi popa, continué el recorrido ahora con una magnífica vista hacia la costa norte del Gran Buenos Aires y la Capital Federal. Desde ese lugar a uno no le caben dudas de que el lugar en que vivimos es único.

La orilla estaba cada vez más cerca y en Perú Beach nos esperaba el gran número de amigos, familiares y curiosos que habían presenciado la largada. En los últimos kilómetros de la prueba aproveché el impulso de algunas pequeñas olas barrenándolas en dirección a la meta.

Aquel ansiado punto de llegada apareció ante mis ojos y de algún lugar obtuve fuerzas renovadas para cruzar la línea de meta en la que me estaba esperando Claudia, entrenadora y delegada del Team KayaKeando.

Misión cumplida. Ahora sólo restaba ducharse y disfrutar de la entrega de premios y el tercer tiempo. Entre hamburguesas y gaseosas, cada uno compartió su experiencia vivida en esos 13 kilómetros inolvidables.

Fuente: 168horas.com.ar

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